El día 27 de julio del año 2017, me dirigí a la casa del Sr. Gregorio Alis
Rodríguez Armas, para conocer un poco más de la historia de las parteras de
Guayita. El Sr. Gregorio no se encontraba, sin embargo, me atendió su hija
Doris Graterol Rodríguez y su tío Francisco Rodríguez Armas.
El
Sr. Francisco narra con detalles quienes fueron las parteras en Guayita, (Adela
Vásquez, que vivía en El Turpial, Paula Díaz, vivía en Guayita, Victoria Gil en
la Variante y una llamada Vicenta que vivía por sector el Sapo; esta última era
partera titulada, y Adela Perales que vivía en el Alambique). Cada una de ellas
acudió a los partos en Guayita en las distintas épocas y los partos más
difíciles los sacaba en parihuelas o ambulancias de mulas o caballos hasta el
ambulatorio más cercano. Me sorprendió, que Francisco Rodríguez conociera tanta
información sobre las parteras siendo un hombre. Francisco me recomendó que
hablara con Emeregildo Blanco el tío de Vicenta Blanco para conocer más
detalles de las parteras y ampliar la crónica de las parteras de Guayita.
Caminé
por un camino de tierra hacia la casa de Emeregildo Blanco y al llegar a su
casa (un rancho de tablas y zinc de color azul y piso de cemento), me encontré
con su nieto Aníbal Bernal que me informo que se su abuelo se encontraba en el
conuco sembrando. Debido a que iba a tardar en llegar procedí regresarme por el
mismo camino.
En
el camino pensaba, con quien me entrevistaría y fue cuando me acordé de Vicenta
Blanco que también conoce de historia local debido a su edad. Pasé por camino
que va hacia la casa de Francisco Javier Oropeza Lugo; luego me dirigí por una
vereda de tierra hasta la casa de Vicenta (un rancho de latón y zinc, pintada
de color azul verdoso, con piso de cemento), que se encuentra al cerca de la
escuelita, eso sí, toda su parcela limpia de maleza y con algunos cultivos de
yuca, quinchoncho, caraotas negras, maíz entre otros rubros típicos de la zona.
Vicenta
se encontraba sentada en una vieja silla de mimbre (azul y blanco) ya
desarmándose por el tiempo y el uso; limpiaba caraotas negras la cual recoleto
de su conuco y las colocaba a secar sobre una bolsa plástica. Al verme llegar
me invito a sentarme y conversar mientras limpiaba la caraota. Al rato de la conversación
le comente que estaba realizando una investigación sobre las parteras de
Guayita y fue cuando comenzó a narrar
parte de la historia de la comunidad.
Hubo
un momento que le pregunté sobre si el abuelo Francisco era como el aguacil o
Jefe Civil de Guayita, que según la Constitución del Estado Aragua para 1904,
establecía en la sección V, Del régimen político de los Distritos en su
artículo 65, que cada distrito habría un Jefe Civil y en cada uno de los
municipios habría un Jefe Civil que haría cumplir los Decretos, Ordenanzas y
Resoluciones, eso quería decir que el jefe civil tendría que ser del pueblo de
Las Tejerías y Francisco (El Aguacil), sería nombrado por el jefe civil o algún
funcionario del campamento para regular el paso de los arrieros, debido a la
contaminación brotada de la peste bubónica. En dicho campamentos (2),
funcionaban como centro de investigación y control de la peste bubónica, bajo
la administración del Campamento Rangel en la parroquia Tiara, ya que para la
época paso obligatorio para los Valles del Tuy y El Llano (Valladolid, San
Sebastián de los Reyes, Paò de Zarate). Era por estos caminos (Los Colorados,
Guayita, Boca de Cagua, Las Casitas, Cascaronal, Cagua Las Mercedes, Agua
Amarillas o Las Palomas, una de las rutas para llegar a su destino comercial.
De Guayita existía un camino real hacia Guayas y Las Tejerías, el cual, según
la crónica de Vicenta Blanco, el camino real fue tapiado en la construcción de
la Autopista Regional del Centro. Sin embargo, este sería otra crónica para
establecer las rutas comerciales de los caminos de recuas.
Vicenta
procedió a narrar algunas historias que le conto su madre Eusebia Blanco. Parte
de esas historias fueron transcritas y otras están aún en archivo de palabra
esperando ser escritas. Vicenta Blanco por ser una persona analfabeta, pero
servicial me pidió que escribiera parte de esas historias para dejar algo a su
comunidad y también para ayudarme con mi diplomado de Cronista Comunal.
Al
principio de la conversación escribía las notas, pero al darme cuenta de toda
la información importante sobre la finca "Mocundo" y las rutas
comerciales y los caminos reales procedí grabarla con el móvil. Vicenta narra
los linderos de la hacienda "Mocundo" en Araiza y Guayita y menciona
que Guayita quebrada arriba, subiendo por la vuelta de Paula hasta el topo,
bajando por El Jabillal, quebrada abajo hacia el puente que une Santa María y
El Jabillal, Rio Tuy abajo, subiendo por el topo, lindando con la finca de los
Hernández, bajando por la finca La Coromoto, rio Tuy abajo hasta hacer lindero
con Quebrada Guayita nuevamente. Claro, habría que realizar el mapa para poder
situarnos en el tiempo y espacio.
También,
hablo sobre los cultivos, ganado, las vivencias de cuando niña en la cacería de
ratas y la peste bubónica, cuando la abuela Paula Díaz la bañaba con DDT, los
arrieros y burro campanero, las perdices, los campamentos de control de la
peste, las rutas comerciales entre los colorados y los valles de Tuy, además de
Capachal (La Esperanza), las costumbres de un pueblo indio campesino, los
conucos, en fin, con emoción y sentimientos narra hechos contados por sus
abuelos y padres a través del relato oral.
Al
recordar sus memorias narra hechos importantes ocurridos, hace 74 años (1943
-1954), hechos coyunturales que marcaron la historia de un pueblo que se ha
negado perder su voz, un pueblo que busca dar a conocer sus memorias quedando
más historias por escribir y transcribir de cada persona que según su contexto
y visión narra sus vivencias y relatos ya que cada persona es Crònista de su
propia realidad y de las coyunturas de su época.
Través
de esta experiencia y al estilo periodístico transcribo estas crónicas de un
pueblo indios - campesinos que apenas conocen las letras, sin embargo dentro de
sus recuerdos fluyen las palabras que trasmiten de generación tras generación,
negándose a desaparecer y hacer escuchar su voz. Así como dijo una vez su hijo
"Williams" conocido por todos como el “Mocho Williams” ..."Nadie
conoce a Guayita, tanto así que ni en los mapas aparecen".
Hoy
en día, Guayita lucha por ser reconocida y encontrar un lugar en las crónicas,
lo poco que he escrito y dado a conocer en mi blog BITACORA DE LAS TEJERIAS
(lastejerias.blogspot.com), en la Revista Cultural Nª 2 Morocopo, año 2010, pág.
16, RESEÑA DE GUAYITA y ahora con la crónica para certificarme en el Diplomado
de Cronista Comunal, Guayita busca ser escuchada y ser reconocida como “CAMINO
DE TROPAS Y ARRIEROS".
MEMORIAS DE VICENTA
BLANCO
Por:
Abg. Ana María Rodrigues Macedo
Crònista
Comunal
18/12/2017