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viernes, 1 de abril de 2022

CRONICAS “MEMORIAS DE VICENTA BLANCO

El día 27 de julio del año 2017, me dirigí a la casa del Sr. Gregorio Alis Rodríguez Armas, para conocer un poco más de la historia de las parteras de Guayita. El Sr. Gregorio no se encontraba, sin embargo, me atendió su hija Doris Graterol Rodríguez y su tío Francisco Rodríguez Armas.

El Sr. Francisco narra con detalles quienes fueron las parteras en Guayita, (Adela Vásquez, que vivía en El Turpial, Paula Díaz, vivía en Guayita, Victoria Gil en la Variante y una llamada Vicenta que vivía por sector el Sapo; esta última era partera titulada, y Adela Perales que vivía en el Alambique). Cada una de ellas acudió a los partos en Guayita en las distintas épocas y los partos más difíciles los sacaba en parihuelas o ambulancias de mulas o caballos hasta el ambulatorio más cercano. Me sorprendió, que Francisco Rodríguez conociera tanta información sobre las parteras siendo un hombre. Francisco me recomendó que hablara con Emeregildo Blanco el tío de Vicenta Blanco para conocer más detalles de las parteras y ampliar la crónica de las parteras de Guayita.

Caminé por un camino de tierra hacia la casa de Emeregildo Blanco y al llegar a su casa (un rancho de tablas y zinc de color azul y piso de cemento), me encontré con su nieto Aníbal Bernal que me informo que se su abuelo se encontraba en el conuco sembrando. Debido a que iba a tardar en llegar procedí regresarme por el mismo camino.

En el camino pensaba, con quien me entrevistaría y fue cuando me acordé de Vicenta Blanco que también conoce de historia local debido a su edad. Pasé por camino que va hacia la casa de Francisco Javier Oropeza Lugo; luego me dirigí por una vereda de tierra hasta la casa de Vicenta (un rancho de latón y zinc, pintada de color azul verdoso, con piso de cemento), que se encuentra al cerca de la escuelita, eso sí, toda su parcela limpia de maleza y con algunos cultivos de yuca, quinchoncho, caraotas negras, maíz entre otros rubros típicos de la zona.

Vicenta se encontraba sentada en una vieja silla de mimbre (azul y blanco) ya desarmándose por el tiempo y el uso; limpiaba caraotas negras la cual recoleto de su conuco y las colocaba a secar sobre una bolsa plástica. Al verme llegar me invito a sentarme y conversar mientras limpiaba la caraota. Al rato de la conversación le comente que estaba realizando una investigación sobre las parteras de Guayita y fue cuando comenzó a narrar  parte de la historia de la comunidad.

Hubo un momento que le pregunté sobre si el abuelo Francisco era como el aguacil o Jefe Civil de Guayita, que según la Constitución del Estado Aragua para 1904, establecía en la sección V, Del régimen político de los Distritos en su artículo 65, que cada distrito habría un Jefe Civil y en cada uno de los municipios habría un Jefe Civil que haría cumplir los Decretos, Ordenanzas y Resoluciones, eso quería decir que el jefe civil tendría que ser del pueblo de Las Tejerías y Francisco (El Aguacil), sería nombrado por el jefe civil o algún funcionario del campamento para regular el paso de los arrieros, debido a la contaminación brotada de la peste bubónica. En dicho campamentos (2), funcionaban como centro de investigación y control de la peste bubónica, bajo la administración del Campamento Rangel en la parroquia Tiara, ya que para la época paso obligatorio para los Valles del Tuy y El Llano (Valladolid, San Sebastián de los Reyes, Paò de Zarate). Era por estos caminos (Los Colorados, Guayita, Boca de Cagua, Las Casitas, Cascaronal, Cagua Las Mercedes, Agua Amarillas o Las Palomas, una de las rutas para llegar a su destino comercial. De Guayita existía un camino real hacia Guayas y Las Tejerías, el cual, según la crónica de Vicenta Blanco, el camino real fue tapiado en la construcción de la Autopista Regional del Centro. Sin embargo, este sería otra crónica para establecer las rutas comerciales de los caminos de recuas.

Vicenta procedió a narrar algunas historias que le conto su madre Eusebia Blanco. Parte de esas historias fueron transcritas y otras están aún en archivo de palabra esperando ser escritas. Vicenta Blanco por ser una persona analfabeta, pero servicial me pidió que escribiera parte de esas historias para dejar algo a su comunidad y también para ayudarme con mi diplomado de Cronista Comunal.

Al principio de la conversación escribía las notas, pero al darme cuenta de toda la información importante sobre la finca "Mocundo" y las rutas comerciales y los caminos reales procedí grabarla con el móvil. Vicenta narra los linderos de la hacienda "Mocundo" en Araiza y Guayita y menciona que Guayita quebrada arriba, subiendo por la vuelta de Paula hasta el topo, bajando por El Jabillal, quebrada abajo hacia el puente que une Santa María y El Jabillal, Rio Tuy abajo, subiendo por el topo, lindando con la finca de los Hernández, bajando por la finca La Coromoto, rio Tuy abajo hasta hacer lindero con Quebrada Guayita nuevamente. Claro, habría que realizar el mapa para poder situarnos en el tiempo y espacio.

También, hablo sobre los cultivos, ganado, las vivencias de cuando niña en la cacería de ratas y la peste bubónica, cuando la abuela Paula Díaz la bañaba con DDT, los arrieros y burro campanero, las perdices, los campamentos de control de la peste, las rutas comerciales entre los colorados y los valles de Tuy, además de Capachal (La Esperanza), las costumbres de un pueblo indio campesino, los conucos, en fin, con emoción y sentimientos narra hechos contados por sus abuelos y padres a través del relato oral.

Al recordar sus memorias narra hechos importantes ocurridos, hace 74 años (1943 -1954), hechos coyunturales que marcaron la historia de un pueblo que se ha negado perder su voz, un pueblo que busca dar a conocer sus memorias quedando más historias por escribir y transcribir de cada persona que según su contexto y visión narra sus vivencias y relatos ya que cada persona es Crònista de su propia realidad y de las coyunturas de su época.

Través de esta experiencia y al estilo periodístico transcribo estas crónicas de un pueblo indios - campesinos que apenas conocen las letras, sin embargo dentro de sus recuerdos fluyen las palabras que trasmiten de generación tras generación, negándose a desaparecer y hacer escuchar su voz. Así como dijo una vez su hijo "Williams" conocido por todos como el “Mocho Williams” ..."Nadie conoce a Guayita, tanto así que ni en los mapas aparecen".

Hoy en día, Guayita lucha por ser reconocida y encontrar un lugar en las crónicas, lo poco que he escrito y dado a conocer en mi blog BITACORA DE LAS TEJERIAS (lastejerias.blogspot.com), en la Revista Cultural Nª 2 Morocopo, año 2010, pág. 16, RESEÑA DE GUAYITA y ahora con la crónica para certificarme en el Diplomado de Cronista Comunal, Guayita busca ser escuchada y ser reconocida como “CAMINO DE TROPAS Y ARRIEROS".

 

MEMORIAS DE VICENTA BLANCO

Por: Abg. Ana María Rodrigues Macedo

Crònista Comunal

18/12/2017

 

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