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Mapa del Municipio Santos Michelena

sábado, 27 de septiembre de 2025

LA CENIZA Y SUS USOS. CRONICAS DE MI PUEBLO. Memoria ancestral.



🪵 CENIZA DE LEÑA – El polvo gris que guarda la sabiduría del rancho
En el rancho, todo tiene un uso.

Cuando terminaba la lumbre del fogón o del comal, quedaban las brasas apagadas y, entre ellas, la ceniza.

Para muchos hoy no es más que desperdicio, pero en la vida rural de antes, la ceniza era un tesoro que servía para curar, limpiar, cocinar, proteger las cosechas y hasta para el cuidado de los animales.

Nuestras abuelas sabían que la ceniza de leña guardaba minerales como potasio, calcio, magnesio y carbonatos, que no solo ayudaban en la limpieza, sino que también tenían propiedades para el cuerpo y la tierra.

Era un conocimiento heredado, transmitido de generación en generación, y que hoy, en muchos pueblos, todavía sigue vivo.

🔹 Para curar heridas y picaduras

Cuando alguien se cortaba en el campo y no había botiquín cerca, se recurría a la ceniza limpia y fresca del fogón.

Se espolvoreaba directamente sobre la herida, y esto ayudaba a detener el sangrado y a proteger contra infecciones.

La ceniza actuaba como una barrera natural que secaba la sangre más rápido y evitaba que entrara suciedad o bacterias.

En casos de picadura de abeja o avispa, se mezclaba con un poquito de agua para hacer una pasta y calmar el ardor.

🔹 Para la acidez y el dolor de estómago

En algunos hogares, una pizca de ceniza disuelta en agua era un remedio de emergencia contra la acidez estomacal.

El carbonato presente en la ceniza ayudaba a neutralizar los ácidos del estómago, proporcionando alivio rápido.

Esto no se tomaba a diario, sino solo en casos puntuales, cuando no había acceso a otros remedios.

🔹 Para la salud bucal

Las abuelas usaban agua con un poco de ceniza como enjuague para aliviar encías inflamadas o dolor en los dientes.

La ceniza ayudaba a limpiar bacterias y reducir la inflamación, y hasta se usaba para frotar suavemente sobre los dientes como blanqueador natural.

🔹 Como jabón y limpiador

La ceniza, mezclada con grasa o aceite, se convertía en jabón casero.

Este jabón quitaba la grasa más difícil, limpiaba la ropa y desinfectaba utensilios de cocina.

El agua de ceniza también servía como un detergente natural para dejar la ropa blanca y suave.

🔹 Para conservar alimentos

En el rancho, ciertos alimentos como los chiles secos, el maíz para siembra o hasta trozos de carne curada se guardaban cubiertos de ceniza para evitar que la humedad o los insectos los dañaran.

La ceniza absorbía la humedad y actuaba como repelente natural de plagas.

🔹 En la agricultura

Los campesinos sabían que la ceniza era rica en minerales que la tierra agradecía.

Se esparcía en los surcos para fertilizar, y también para ahuyentar plagas como caracoles o gusanos.

Además, al mezclarse con el suelo, ayudaba a equilibrar la acidez de la tierra.

🧠 El valor cultural de la ceniza

En muchos pueblos, la ceniza no era solo una herramienta: era parte de la vida diaria.

Cuando un niño se lastimaba, la abuela o el abuelo tomaban un poco de ceniza y con toda tranquilidad decían:

"Esto es para que no se te infecte y se te cierre pronto".

Ese conocimiento no estaba en libros, estaba en la experiencia y en la memoria colectiva del rancho.

La ceniza de leña era el ejemplo perfecto de cómo antes todo se aprovechaba y nada se desperdiciaba, y de cómo la naturaleza ofrecía remedios y soluciones en las cosas más simples.

¿Y tú?

¿Recuerdas haber visto a tu familia usar ceniza para curar, limpiar o cuidar el campo?

Estas tradiciones no deben perderse, porque son parte de nuestra historia y de la sabiduría que nos mantiene conectados con la tierra.

#Compártelo. Lo natural y lo antiguo, cuando se entiende, sigue teniendo valor.

lunes, 1 de septiembre de 2025

1925: Misia Encarnación Domínguez de Nieves






Al entrar en Las Tejerías, por la carretera que vienen de El Consejo, podemos fácilmente identificar el paredón de la Escuela Encarnación de Nieves. Todos sabemos de su existencia, muchos guardamos gratos recuerdos de cuando en ella estudiábamos, en mi caso, primero en la Calle Junín y luego en la nueva que construyeron en el sitio donde antiguamente pasaba el tren.

Pero me pregunto, ¿qué tanto sabemos de la honorable mujer que reunión méritos para que una escuela llevarse su nombre?, quizá muy poco. Es por eso que hoy me permito escribir sobre ella, guiada por la mano protectora de mi tía Josefina.

Misia Encarnación nació en Caracas, hija de una Martiniqueña, tenía 3 hermanos, 2 varones y 1 hembra. De estos o consentido fue siempre Ernesto, el cual le ocasiono una gran pena al irse a Panamá y no saberse nunca más de que él.

 Llego a las Tejerías en enero de 1.925 contratado como Institutriz de los hijos del Coronel Alcibíades Rojas, Josefina y Alcibíades (El Negro), a los cuales en los sombreados y acogedores pasillos de la Hacienda Guaremal inculcó las primeras letras y el amor por la enseñanza. En esa misma Hacienda conoce a un Guariqueño de San Juan, Eladio Nieves, el cual se convertiría en su amor de toda la vida.

Ya casada y culminada su labor de enseñanza en Guaremal, se muda en 1.930 para el pueblo, y es allí donde desarrolla todo su fuerza creadora y proyecta su amor a hacia sus semejantes, enseñando por dos bolívares no solo a los hijo de las familias más acomodadas, sino también a los pobres de solemnidad.

Para esa época sólo existían en el municipio dos pequeñas escuelas unitarias. Una para varones y otra para hembras. Razón por la cual Encarnación tenía un trabajo de sobra con la chiquillería del pueblo.

En sus años de enseñanza volcó sus inquietudes su afán de trabajo digno y honesto, su deseo de formar hombres y mujeres de bien. Pero sobre todo las cosas derramo en todas las personas que la conocieron y quisieron un amor inmenso y lo mejor de sí misma.

Murió ya de vieja gloria del respeto de un pueblo que debía mucho.

Sembró cosas bellas y recogió lo justo, hoy una de las escuelas más grandes del municipio lleva con orgullo su nombre. No obstante hay algo que nos duele y es que la tumba de tan insigne mujer se encuentra sumamente deteriorada y es deber de todos y cada uno de los Tejerienses unirnos como un solo hombre para rescatarla, en lo menos que le debemos. Segura estoy que Misia Encarnación desde el sitio en que se encuentra, que debe ser cerca de Dios, se va a sentir muy orgullosa de nosotros, y reconocer a una vez más, que nos aró en el mar.


María Constancia Cipriani Rondón

1ra. Mujer Cronista de la ciudad de Las Tejerías 

Transcrito por: Ana María Rodríguez (Abogado)