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lunes, 1 de septiembre de 2025

1925: Misia Encarnación Domínguez de Nieves






Al entrar en Las Tejerías, por la carretera que vienen de El Consejo, podemos fácilmente identificar el paredón de la Escuela Encarnación de Nieves. Todos sabemos de su existencia, muchos guardamos gratos recuerdos de cuando en ella estudiábamos, en mi caso, primero en la Calle Junín y luego en la nueva que construyeron en el sitio donde antiguamente pasaba el tren.

Pero me pregunto, ¿qué tanto sabemos de la honorable mujer que reunión méritos para que una escuela llevarse su nombre?, quizá muy poco. Es por eso que hoy me permito escribir sobre ella, guiada por la mano protectora de mi tía Josefina.

Misia Encarnación nació en Caracas, hija de una Martiniqueña, tenía 3 hermanos, 2 varones y 1 hembra. De estos o consentido fue siempre Ernesto, el cual le ocasiono una gran pena al irse a Panamá y no saberse nunca más de que él.

 Llego a las Tejerías en enero de 1.925 contratado como Institutriz de los hijos del Coronel Alcibíades Rojas, Josefina y Alcibíades (El Negro), a los cuales en los sombreados y acogedores pasillos de la Hacienda Guaremal inculcó las primeras letras y el amor por la enseñanza. En esa misma Hacienda conoce a un Guariqueño de San Juan, Eladio Nieves, el cual se convertiría en su amor de toda la vida.

Ya casada y culminada su labor de enseñanza en Guaremal, se muda en 1.930 para el pueblo, y es allí donde desarrolla todo su fuerza creadora y proyecta su amor a hacia sus semejantes, enseñando por dos bolívares no solo a los hijo de las familias más acomodadas, sino también a los pobres de solemnidad.

Para esa época sólo existían en el municipio dos pequeñas escuelas unitarias. Una para varones y otra para hembras. Razón por la cual Encarnación tenía un trabajo de sobra con la chiquillería del pueblo.

En sus años de enseñanza volcó sus inquietudes su afán de trabajo digno y honesto, su deseo de formar hombres y mujeres de bien. Pero sobre todo las cosas derramo en todas las personas que la conocieron y quisieron un amor inmenso y lo mejor de sí misma.

Murió ya de vieja gloria del respeto de un pueblo que debía mucho.

Sembró cosas bellas y recogió lo justo, hoy una de las escuelas más grandes del municipio lleva con orgullo su nombre. No obstante hay algo que nos duele y es que la tumba de tan insigne mujer se encuentra sumamente deteriorada y es deber de todos y cada uno de los Tejerienses unirnos como un solo hombre para rescatarla, en lo menos que le debemos. Segura estoy que Misia Encarnación desde el sitio en que se encuentra, que debe ser cerca de Dios, se va a sentir muy orgullosa de nosotros, y reconocer a una vez más, que nos aró en el mar.


María Constancia Cipriani Rondón

1ra. Mujer Cronista de la ciudad de Las Tejerías 

Transcrito por: Ana María Rodríguez (Abogado)

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